DATOS PERSONALES
OSCAR VILORIA H.
CORRIENTES Y CONVERGENCIA
CARACAS - VENEZUELA
MMX - 2010
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CARACAS - VENEZUELA
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- AMERO -
DEL NAFTA, A UNA HIPOTÉTICA UNIÓN DE LOS PAÍSES DE AMÉRICA DEL NORTE
Oscar Viloria H
Diciembre, 2008
DEL NAFTA, A UNA HIPOTÉTICA UNIÓN DE LOS PAÍSES DE AMÉRICA DEL NORTE
Oscar Viloria H
Diciembre, 2008
Básicamente, la circulación de una nueva unidad monetaria común para los países de América del Norte o la introducción de un nuevo patrón de cambio será la medida del potencial económico que concentraría la agregación geopolítica de las superficies, población y producción corriente de los Estados Unidos de Norteamérica, Canadá y México:
Determinando una estructura porcentual para cada uno de estos indicadores:
Luego, por ser esta razón la variable independiente que determinará las posiciones cambiarias iniciales entre los tres países y al mismo tiempo la variable dependiente de una mayor productividad determinada por la hipotética Unión, de suyo entonces la necesidad de fijarle un valor base, sin que esto inicialmente demande la mayor exigencia y rigurosidad metodológica, no obstante, sea congruente con la mayor productividad esperada de las nuevas condiciones materiales y jurídicas resultantes de la Unión, y su sujeción a la posición financiera neta que conserva actualmente la Reserva Federal con el Resto del mundo.
En tal sentido, el valor base para la relación de cambio entre un dólar estadounidense y el nuevo signo-patrón se establece en 3.13 US$ por unidad; siendo este el resultado de dividir 2,5 billones de US$ que el Banco Central de la República Popular de China reserva dentro de sus activos internacionales, entre 800.000 millones de unidades del nuevo signo o patrón cambiario los hipotéticamente enviados por EEUU para respaldar ese pasivo. En consecuencia, la razón de cambio entre el peso mexicano y el dólar canadiense, y el nuevo signo-patrón se establecería inicialmente en 43.02 y 3.77, respectivamente ; toda vez que el potencial de los recursos naturales, minerales y humanos en territorio mexicano, serán determinantes para los ajustes posteriores de las posiciones cambiarias.
Ahora bien, retomando los tres indicadores iniciales de superficie, población y producción corriente, sobra decir que los mismos son suficientes para visualizar en abstracto el valor monetario del nuevo potencial económico y financiero que resulta de sus agregados para las tres economías, como las condiciones materiales, sociales, políticas, etc., que han de traducirse en una inmediata expansión de las riquezas naturales y minerales, capacidad física de producción, recursos y capital humano, mercados, etc., además de los factores no económicos de influencia económica estructurados en una integración jurídico-institucional que blinde y garantice la efectividad de la Unión en términos de crecimiento y supremacía económica.
No se trata de una de una reconversión monetaria y menos aun de una devaluación del dólar estadounidense. Es necesario entender que se trataría de un nuevo signo o patrón monetario, cuyo valor internacional supera el reservado por las unidades monetarias de EEUU, Canadá y México, individualmente; preservando inicialmente la proporcionalidad que en el presente mantienen sus posiciones económicas y financieras, entre sí.
Entretanto, la posición económica de los tres países, como un solo bloque, mejora sustantivamente con respecto al resto del mundo. Hipótesis que viene sustentada en:
En tal sentido, la vulnerabilidad viene a ser mas profunda y su estimación estará sujeta al balance de sus reservas monetarias, el grado de dependencia de los equilibrios reales con sus balances monetarios y financieros, la capacidad dentro del hipotético nuevo orden para conservar su posición favorable en relación a las economías de otros continentes, la aceptación mundial del Euro como activo de reserva y, entre los más importantes, el trato que reciba de la Unión de Países de Norteamérica.
En el caso de los países del Sur y Centro de América, las condiciones serán las de siempre, complicadas. Estas economías deberán decidir si sus monedas permanecen ancladas nominalmente a alguna de referencia internacional:
En relación a la tercera, la ineludible discreción que exige la formulación de las medidas de políticas públicas, necesarias para determinar cambios dentro de las estructuras monetaria y cambiaria, restringen técnicamente la posibilidad de prever los acuerdos regionales y sub-regionales que puedan estar en tránsito, en este momento.
Ante el riesgo de un proceso de cambio en el orden económico y financiero mundial originado por una posible profundización de NAFTA y los efectos directo e indirecto sobre las posiciones financieras, cambiarias y comerciales de todos los países, particularmente los del Sur y del Centro de América, es de esperar que estos últimos ya tengan preparado un cuadro de medidas y acuerdos comunes, necesarios para atenuar todo posible impacto sobre los equilibrios interno y externo.[1]
Finalmente, las consecuencias globales "encausadas" como y dentro de una hipótesis que advierte sobre la posibilidad de una profundización del NAFTA, no exige la existencia material de un nuevo signo como los que se aprecian en las imágenes. No obstante, una condición necesaria será la introducción de un patrón de cambio y de respaldo común para las tres economías, siendo la garantía de esto último, la confianza y el compromiso entre los tres países y no, como es el caso del patrón oro, de su valor como dinero-mercancía.
Para iniciar un proceso de reordenamiento económico y financiero mundial, basta solamente con la fijación irreversible de los tipos de cambio de los tres países, conjuntamente con una profundización del acuerdo comercial que además concentre el flujo de capital y la inversión directa de los excedentes producidos por las tres economías; reconociendo, obviamente, la posición económica y financiera neta, favorable, que conserva la República Popular de China con la Reserva Federal.
Hoy en día es probable el retorno de la economía de los EE.UU. hacia una estrategia política y económica de crecimiento hacia adentro, de actualización y crecimiento de su infraestructura, en donde la expansión real de la oferta de bienes de consumo inmediato, materias primas y bienes intermedios, de México y Canadá, será fundamental para la convergencia y el equilibrio general de los tres países en bloque, cuando garantiza la satisfacción oportuna de la demanda adicional esperada de un crecimiento significativo del ingreso de los sectores de los no transables; Toda vez que la expansión de la demanda de bienes de uso durable, pueda ser satisfecha por China y otras economías industrializadas de Asia.
La vigencia de la presente coyuntura económica y financiera mundial será, para los países de América del Norte, menor de lo que puede prever una visión “ecuatorial”, "plana", del problema planteado.
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[1] La regularidad de los fenómenos nos atrapa dentro de una visión “ecuatorial”, plana, de nuestro mundo, de un aparente estado de continua e interminable normalidad, en donde siempre amanece prácticamente a la misma hora y solamente nos preocuparíamos si un día no amanece o lo hace, diez o catorce horas después de haber obscurecido; Esta visión viene determinada por una corta esperanza de vida que hace pensar equivocadamente que los grandes cambios ya se dieron y los que pudiesen estar por venir, llegaran en tiempos de una próxima generación.
La percepción de este estadio aparente de interminable normalidad, aparente porque en esencia es solamente percibido desde algunas latitudes, en otras, será pura esencia cuando en el estado natural de las cosas un estadio de normalidad viene dado, y así es entendido y experimentado, por la regularidad y recurrencia de estadios de transición.
Luego, las condiciones percibidas que actúan en todo momento en todo contexto, particularmente el económico, no son invariables en el tiempo, y la atención deberá prestarse, entonces, anticipadamente a cualquier suceso o escenario, siendo todos hipotéticos hasta su ocurrencia.
Muy bien lo advierte el profesor Oscar Viloria Rendón en su artículo “UN TIEMPO DE CAMBIOS”, de 2005. Anteriormente, los cambios de hace 50 años fueron señalados, entre otros, por Bob Dylan, y en una película de 1990, referido a los 60’s, se pudo escuchar la frase -It is a new decade. Things are different-.
“UN TIEMPO DE CAMBIOS”: ya para los años 1993 y 1994, hace aproximadamente catorce años, el Profesor Oscar Viloria Rendón infería la ausencia de un Quinto Kodratief, lo que vendría a significar, la entrada en vigencia de un período de grandes cambios que podían conducir al mayor de todos, el cambio de era o cambio de época. Hace uno o dos años el Presidente de la República del Ecuador advirtió que el mundo atravesaba por un cambio de época y no, por una época de cambios. No obstante, es de señalar que el cambio de época será el resultado de la previa ocurrencia de subsecuentes tiempos de cambio, que convergen en un período de sucesos y cambios trascendentales necesarios para su "catalización" y consolidación, tal como las hipótesis que aqúi se han planteado.
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Pedagógicamente, el escenario hipotético planteado viene a representar la oportunidad única para entender las dificultades que enfrentamos cuando estando en presencia de una situación caótica, en otras palabras, dentro de la turbulencia, de igual manera se deben prever los escenarios de corto y mediano plazo.
Supongamos que alguien pregunta hoy, ¿Cuál será el escenario mundial en diciembre de 2009? siendo las condiciones presentes las que siguen:
"Sobre el escenario económico y financiero mundial, previsto para diciembre de 2009", ese es un tema que se desarrolla en otro artículo.
• Superficie total: 21,572,251 km²
• Población total: 435,886,888 Habitantes
• PIB corriente: 15.79 Billones de US$
Determinando una estructura porcentual para cada uno de estos indicadores:
• Superficie % (USA – CAN - MEX): 44.6% – 46.2% - 9.1%La posición cambiaria de las tres economías con respecto al nuevo signo monetario podría estimarse a partir de los tipos de cambio nominal respecto al dólar estadounidense:
• Población % (USA – CAN - MEX): 68.8% - 7.5% - 23.7%
• PIB % (USA – CAN - MEX): 82.4% - 9.1% - 8.6%
• México: 13.7 Pesos/US$Y del factor de conversión o cambio entre el dólar estadounidense y el nuevo signo o patrón de cambio común, siendo una razón desconocida en este momento. No obstante, el potencial económico que envolverían las tres economías en un solo bloque, obviamente mayor que las individuales, supone una razón de cambio entre el patrón hipotético y cualquier otra moneda, particularmente el peso y el dólar canadiense, significativamente mayor que al de un dólar estadounidense.
• Canadá: 1.21 Can$/US$
Luego, por ser esta razón la variable independiente que determinará las posiciones cambiarias iniciales entre los tres países y al mismo tiempo la variable dependiente de una mayor productividad determinada por la hipotética Unión, de suyo entonces la necesidad de fijarle un valor base, sin que esto inicialmente demande la mayor exigencia y rigurosidad metodológica, no obstante, sea congruente con la mayor productividad esperada de las nuevas condiciones materiales y jurídicas resultantes de la Unión, y su sujeción a la posición financiera neta que conserva actualmente la Reserva Federal con el Resto del mundo.
En tal sentido, el valor base para la relación de cambio entre un dólar estadounidense y el nuevo signo-patrón se establece en 3.13 US$ por unidad; siendo este el resultado de dividir 2,5 billones de US$ que el Banco Central de la República Popular de China reserva dentro de sus activos internacionales, entre 800.000 millones de unidades del nuevo signo o patrón cambiario los hipotéticamente enviados por EEUU para respaldar ese pasivo. En consecuencia, la razón de cambio entre el peso mexicano y el dólar canadiense, y el nuevo signo-patrón se establecería inicialmente en 43.02 y 3.77, respectivamente ; toda vez que el potencial de los recursos naturales, minerales y humanos en territorio mexicano, serán determinantes para los ajustes posteriores de las posiciones cambiarias.
Ahora bien, retomando los tres indicadores iniciales de superficie, población y producción corriente, sobra decir que los mismos son suficientes para visualizar en abstracto el valor monetario del nuevo potencial económico y financiero que resulta de sus agregados para las tres economías, como las condiciones materiales, sociales, políticas, etc., que han de traducirse en una inmediata expansión de las riquezas naturales y minerales, capacidad física de producción, recursos y capital humano, mercados, etc., además de los factores no económicos de influencia económica estructurados en una integración jurídico-institucional que blinde y garantice la efectividad de la Unión en términos de crecimiento y supremacía económica.
No se trata de una de una reconversión monetaria y menos aun de una devaluación del dólar estadounidense. Es necesario entender que se trataría de un nuevo signo o patrón monetario, cuyo valor internacional supera el reservado por las unidades monetarias de EEUU, Canadá y México, individualmente; preservando inicialmente la proporcionalidad que en el presente mantienen sus posiciones económicas y financieras, entre sí.
Entretanto, la posición económica de los tres países, como un solo bloque, mejora sustantivamente con respecto al resto del mundo. Hipótesis que viene sustentada en:
• El complicado escenario económico, monetario y financiero actual del viejo continente;Si bien es cierto que la integración económica y monetaria de los países de Europa determino su posicionamiento como polo económico y monetario y así, un crecimiento y desarrollo económico proporcional dentro de la Unión, hoy día cabe la posibilidad, ante el hipotético nuevo orden, que su solución se vea vulnerada, luego de la coyuntura económica y financiera internacional, cuando sus equilibrios monetarios y reales han mostrado signos significativos de dependencia y sensibilidad, a los desequilibrios y subsecuentes resultados financieros de la economía interna estadounidense.
• El escenario esperado de materializarse la Unión de Países del Norte y una moneda suprema;
• El apoyo de la economía China;
En tal sentido, la vulnerabilidad viene a ser mas profunda y su estimación estará sujeta al balance de sus reservas monetarias, el grado de dependencia de los equilibrios reales con sus balances monetarios y financieros, la capacidad dentro del hipotético nuevo orden para conservar su posición favorable en relación a las economías de otros continentes, la aceptación mundial del Euro como activo de reserva y, entre los más importantes, el trato que reciba de la Unión de Países de Norteamérica.
En el caso de los países del Sur y Centro de América, las condiciones serán las de siempre, complicadas. Estas economías deberán decidir si sus monedas permanecen ancladas nominalmente a alguna de referencia internacional:
1. El nuevo signo o patrón cambiario cuyo valor desproporcionado ha de responder solamente a las desproporcionadas nuevas condiciones materiales y de productividad de los tres países unidos;Las dos primeras opciones, probablemente desmejorarían la posición financiera, comercial y, en consecuencia, real, de los países de la región, en sus proporciones correspondientes.
2. A un Euro que inevitablemente deberá “desposicionarse” al perder todo terreno ganado frente a la nueva referencia monetaria internacional; o,
3. Desvían sus balances reales, monetarios y comerciales, hacia los países de la región.
En relación a la tercera, la ineludible discreción que exige la formulación de las medidas de políticas públicas, necesarias para determinar cambios dentro de las estructuras monetaria y cambiaria, restringen técnicamente la posibilidad de prever los acuerdos regionales y sub-regionales que puedan estar en tránsito, en este momento.
Ante el riesgo de un proceso de cambio en el orden económico y financiero mundial originado por una posible profundización de NAFTA y los efectos directo e indirecto sobre las posiciones financieras, cambiarias y comerciales de todos los países, particularmente los del Sur y del Centro de América, es de esperar que estos últimos ya tengan preparado un cuadro de medidas y acuerdos comunes, necesarios para atenuar todo posible impacto sobre los equilibrios interno y externo.[1]
Finalmente, las consecuencias globales "encausadas" como y dentro de una hipótesis que advierte sobre la posibilidad de una profundización del NAFTA, no exige la existencia material de un nuevo signo como los que se aprecian en las imágenes. No obstante, una condición necesaria será la introducción de un patrón de cambio y de respaldo común para las tres economías, siendo la garantía de esto último, la confianza y el compromiso entre los tres países y no, como es el caso del patrón oro, de su valor como dinero-mercancía.
Para iniciar un proceso de reordenamiento económico y financiero mundial, basta solamente con la fijación irreversible de los tipos de cambio de los tres países, conjuntamente con una profundización del acuerdo comercial que además concentre el flujo de capital y la inversión directa de los excedentes producidos por las tres economías; reconociendo, obviamente, la posición económica y financiera neta, favorable, que conserva la República Popular de China con la Reserva Federal.
Hoy en día es probable el retorno de la economía de los EE.UU. hacia una estrategia política y económica de crecimiento hacia adentro, de actualización y crecimiento de su infraestructura, en donde la expansión real de la oferta de bienes de consumo inmediato, materias primas y bienes intermedios, de México y Canadá, será fundamental para la convergencia y el equilibrio general de los tres países en bloque, cuando garantiza la satisfacción oportuna de la demanda adicional esperada de un crecimiento significativo del ingreso de los sectores de los no transables; Toda vez que la expansión de la demanda de bienes de uso durable, pueda ser satisfecha por China y otras economías industrializadas de Asia.
La vigencia de la presente coyuntura económica y financiera mundial será, para los países de América del Norte, menor de lo que puede prever una visión “ecuatorial”, "plana", del problema planteado.
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[1] La regularidad de los fenómenos nos atrapa dentro de una visión “ecuatorial”, plana, de nuestro mundo, de un aparente estado de continua e interminable normalidad, en donde siempre amanece prácticamente a la misma hora y solamente nos preocuparíamos si un día no amanece o lo hace, diez o catorce horas después de haber obscurecido; Esta visión viene determinada por una corta esperanza de vida que hace pensar equivocadamente que los grandes cambios ya se dieron y los que pudiesen estar por venir, llegaran en tiempos de una próxima generación.
La percepción de este estadio aparente de interminable normalidad, aparente porque en esencia es solamente percibido desde algunas latitudes, en otras, será pura esencia cuando en el estado natural de las cosas un estadio de normalidad viene dado, y así es entendido y experimentado, por la regularidad y recurrencia de estadios de transición.
Luego, las condiciones percibidas que actúan en todo momento en todo contexto, particularmente el económico, no son invariables en el tiempo, y la atención deberá prestarse, entonces, anticipadamente a cualquier suceso o escenario, siendo todos hipotéticos hasta su ocurrencia.
Muy bien lo advierte el profesor Oscar Viloria Rendón en su artículo “UN TIEMPO DE CAMBIOS”, de 2005. Anteriormente, los cambios de hace 50 años fueron señalados, entre otros, por Bob Dylan, y en una película de 1990, referido a los 60’s, se pudo escuchar la frase -It is a new decade. Things are different-.
“UN TIEMPO DE CAMBIOS”: ya para los años 1993 y 1994, hace aproximadamente catorce años, el Profesor Oscar Viloria Rendón infería la ausencia de un Quinto Kodratief, lo que vendría a significar, la entrada en vigencia de un período de grandes cambios que podían conducir al mayor de todos, el cambio de era o cambio de época. Hace uno o dos años el Presidente de la República del Ecuador advirtió que el mundo atravesaba por un cambio de época y no, por una época de cambios. No obstante, es de señalar que el cambio de época será el resultado de la previa ocurrencia de subsecuentes tiempos de cambio, que convergen en un período de sucesos y cambios trascendentales necesarios para su "catalización" y consolidación, tal como las hipótesis que aqúi se han planteado.
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Pedagógicamente, el escenario hipotético planteado viene a representar la oportunidad única para entender las dificultades que enfrentamos cuando estando en presencia de una situación caótica, en otras palabras, dentro de la turbulencia, de igual manera se deben prever los escenarios de corto y mediano plazo.
Supongamos que alguien pregunta hoy, ¿Cuál será el escenario mundial en diciembre de 2009? siendo las condiciones presentes las que siguen:
1. La posible constitución de una unión de países del norte
2. En consecuencia, la posible implementación del Patrón Amero
3. Estados Unidos cuenta ahora con nuevas e importantes reservas petroleras.
4. La comunidad europea depende más que nunca del petróleo del medio oriente y mar caspio
5. Rusia se muestra excluido y aislado de todas las tendencias integracionistas de los países de Europa Oriental hacia Occidente.
6. Posibles tensiones entre Rusia y la Ex Republicas Soviéticas.
7. Israel incursiona en Gaza
8. La realidad suramericana incierta.
9. EEUU reconoce estratégicamente las obligaciones financieras que mantiene con China y encaja en el sistema financiero de este último monedas y billetes por un monto de 800.000.000.000 de Ameros.
10. Para hacerse una idea del monto anterior, comparémoslo con las Reservas Internacionales de Venezuela, valoradas en Ameros, que serían igual a 12.000.000.000 de Ameros, es decir, el 1.5% de las reservas internacionales operativas de China, correspondientes a esa moneda.
11. etc.
"Sobre el escenario económico y financiero mundial, previsto para diciembre de 2009", ese es un tema que se desarrolla en otro artículo.